¿Por qué odiamos a los ricos?
Por JESÚS ANDREU
Aunque resulte chocante decirlo en tiempos crisis, en las sociedades libres la riqueza se ha democratizado y el número de grandes fortunas no se cuenta con los dedos de una mano.(1)Además, en la actualidad el origen social no resulta tan determinante para, como dicen los anglosajones, “hacer dinero”. Menos aún en un mundo en constante mutación en el que hay que actualizarse continuamente en cualquier ámbito: innovar o morir.
Pero no por ello ha desaparecido la animadversión(反感)que despiertan los ricos y que ha repuntado en un ambiente de recesión. Para explicar este sentimiento hay quien apunta al recurso fácil de la envidia como gran vicio del ser humano. Sin embargo, me parece mucho más racional utilizar un enfoque histórico-cultural y acudir a factores ideológicos y religiosos para entende el fenómeno. De hecho, en países de tradición católica como el nuestro pesa aún la moral que se desprende de esta doctrina : “Es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja que un rico entre en el Reino de los Cielos”.
En el antiguo régimen,este desprecio por la riqueza fue ampliamente utilizado por el poder como modo de contentamiento del pueblo y por la propia Iglesia como método de recaudación entre los acaudalados.(2)Si a ello se añade la llamada “limpieza de oficios”, con su radical desprecio por el trabajo, se produce una marca tan nociva como imborrable en el subconsciente colectivo. No obstante, del mismo modo que el castigo bíblico no está en el trabajo, sino en el sudor que acarrea , el dinero no es malo en sí; solo lo es la riqueza fácil, injusta o deshonesta, la avaricia en suma.
La modernidad, lejos de atemperar estas fobias(恐惧), las exasperó gracias a la prevalencia en Europa de un pensamiento izquierdista que anteponía la consecución de la igualdad al ejercicio de la libertad.(3)Sin necesidad de desterrar por entero los ideales igualitarios, en gran parte compatibles con los de la libertad, acaso la clave de su anacronismo(落伍)radique en el cuestionamiento de la propiedad privada, convicción de una hipocresía inaudita por cuanto esta nunca desaparece, sino que,según muestra la experiencia comunista, pasa de manos de unos cuantos a las de unos pocos.
Sin duda,todos estos condicionantes ) , junto al del estatismo(国家主义) franquista, andan detrás del tardío impulso que el empresariado ha experimentado en España, tanto más grave por cuanto las exigencias burocráticas han planteado históricamente innumerables obstáculos a la apertura de negocios.
Pocos recuerdan la proclama dirigida al pueblo francés por François Guizot: “¡Enriqueceos!”. Como ilustración de la miserable ética empresarial,conviene contextualizar la cita en el cuerpo de su discurso: “… los derechos políticos, los tenéis de vuestros padres, es su herencia. Ahora, usad esos derechos; fundad vuestro Gobierno, afirmad vuestras instituciones, enriqueceos, mejorad la condición moral y material de Francia”. Es un buen antídoto frente al estigma que sigue persiguiendo a aquellos que se han labrado su fortuna a golpe de esfuerzos, talento, fracasos y riesgo.
Suerte, papá
Por ROSA MONTERO
Supongo que mi hermano también debía de estar presente en aquellas extrañas tardes en casa de la abuela, pero por más que intento acordarme de él no lo consigo.En mi memoria solo estamos nosotras, un grupo que resulta de lo más adecuado para realzar la figura de nuestro hombre.(4)
Mi padre era torero profesional. Cuando toreaba en Madrid, siempre iba a vestirse a casa de su madre. Se metía en el cuarto de baño ataviado(打扮)de simple mortal y salía convertido en un personaje fabuloso que además se dedicaba a algo muy raro y muy peligroso. Luego, con el tiempo, crecíy comprendí que a mí no me gustaban las corridas de toros, que me parecían demasiado brutales; pero por entonces, en el ambiente taurino, y desde dentro, yo solo percibía una especie de romanticismo legendario, la proeza del reto, el coraje de afrontar el beso de la muerte cada tarde.
El mundo de los toros es muy ritualizado. Yo debía decirle antes de que saliera por la puerta, “suerte, papá”, exactamente eso y sólo eso, una fórmula fija a modo de conjuro(驱魔)o de encantamiento.Y al decirlas, yo sentía que le estaba protegiendo con mi hechizo verbal de los graves peligros que le aguardaban.(5)
Entonces, cuando mi padre se iba envuelto en su traje mágico, el gineceo(女眷) regresaba por el oscuro pasillo hasta la sala. Nos sentábamos en círculo y rezábamos un rosario tras otro. Hasta que, al fin, ya con el sol muy bajo, las cosas empezaban asalir de su letargo (昏睡,无生气). La abuela verificaba la hora y guardaba el rosario: “Ya debe de haberse terminado”. Era el momento de recurrir a la tecnología puntera ) . Mis tías encendían respetuosamente la radio, en la que un comentador daba el informe que se escuchaba casi sin respirar, con una atención intensa, sobrecogida. Hasta que el parte se acababa y todo el gineceo rompía a hablar al mismo tiempo: menos mal, estábamos de suerte, no había sucedido nada malo.
Al cabo, tras la deliciosa angustia de la espera, se detenía a mis pies el enorme coche negro de los toreros. Mi padre descendía sujetando el capote bajo el brazo, miraba hacia arriba y nos sonreía. El gineceo en pleno, en fin, recibía al héroe con feliz alboroto, pero yo sabía que él solo me sonreía a mí, porque yo le había salvado con mis palabras mágicas de la mala suerte y de la mala muerte.Esa mala muerte que terminó atrapándole cuarenta años después, cuando mis palabras se hicieron tan adultas que perdieron sus poderes.(6)
SECCIÓN 1
Elige la interpretación que consideres más adecuada y marca la letra que la encabece en la Hoja de respuestas. (9/100, 1.5×6)
.… en las sociedades libres la riqueza se ha democratizado y el número de grandes fortunas no se cuenta con los dedos de una mano.
..., este desprecio por la riqueza fue ampliamente utilizado por el poder como modo de contentamiento del pueblo y por la propia Iglesia como método de recaudación entre los acaudalados.
La modernidad, lejos de atemperar estas fobias, las exasperó gracias a la prevalencia en Europa de un pensamiento izquierdista que anteponía la consecución de la igualdad al ejercicio de la libertad
En mi memoria solo estamos nosotras, un grupo que resulta de lo más adecuado para realzar la figura de nuestro hombre
Y al decirlas, yo sentía que le estaba protegiendo con mi hechizo verbal de los graves peligros que le aguardaban.
Esa mala muerte que terminó atrapándole cuarenta años después, cuando mis palabras se hicieron tan adultas que perdieron sus poderes.
SECCIÓN 2
Pon en la Hoja de respuesta a qué se refiere la parte en cursiva y, en caso de verbo, cuál es el sujeto. (8/100, 0.5×12)
Aunque resulte (1) chocante decirlo (2) en tiempos crisis, en las sociedades libres la riqueza se ha democratizado y el número de grandes fortunas no se cuenta con los dedos de una mano.
resulte: decirlo en tiempos crisis
lo: en las sociedades libres la riqueza se ha democratizado y el número de grandes fortunas no se cuenta con los dedos de una mano.
Para explicarr este sentimiento (3)hay quien apunta al recurso fácil de la envidia como gran vicio del ser humano.
este sentimiento: la animadversión hacia los ricos
Sin embargo, me parece mucho más racional utilizar un enfoque histórico-cultural y acudir a factores ideológicos y religiosos para entender el fenómeno (4).
el fenómeno: no ha desaparecido la animadversión que despiertan los ricos y queha repuntado en un ambiente de recesión.
De hecho, en países de tradición católica como el nuestro pesa aún la moral que se desprende de esta doctrina (5) :“Es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja que un rico entre en el Reino de los Cielos”
esta doctrina: la tradición católica / el catolicismo
Si a ello (6) se añade la llamada “limpieza de oficios”, con su radical desprecio por el trabajo, se produce una marca tan nociva como imborrable en el subconsciente colectivo.
ello: este desprecio por la riqueza fue ampliamente utilizado por el poder como un modo de contentamiento del pueblo y por la propia Iglesia como método de recaudación entre los acaudalados.
No obstante, del mismo modo que el castigo bíblico no está en el trabajo, sino en el sudor que acarrea (7) , el dinero no es malo en sí; solo lo (8) es la riqueza fácil, injusta o deshonesta, la avaricia en suma
acarrea: el trabajo
lo: malo
… acaso la clave de su anacronismo radique en el cuestionamiento de la propiedad privada, convicción de una hipocresía inaudita por cuanto esta (9) nunca desaparece, sino que, según muestra la experiencia comunista, pasa de manos de unos cuantos a las de unos pocos.
esta: la propiedad privada
Sin duda, todos estos condicionantes (10) , junto al del estatismo franquista, andan detrás del tardío impulso que el empresariado ha experimentado en España,…
todos estos condicionantes: la doctrina católica y el pensamiento izquierdista
Como ilustración de la miserable ética empresarial, conviene (11) contextualizar la cita (12) en el cuerpo de su discurso.
conviene: contextualizar la cita en el cuerpo de su discurso
la cita: “¡Enriqueceos!”
… pero por más que intento acordarme de él no lo (13) consigo.
lo: acordarme de él
Yo debía decirle antes de que saliera por la puerta, “suerte, papá”, exactamente eso (14) y sólo eso, una fórmula fija a modo de conjuro o de encantamiento.
eso: suerte, papá.
La abuela verificaba la hora y guardaba el rosario: “Ya debe (15) de haberse terminado”.
debe: la corrida de toros
Era el momento de recurrir a la tecnología puntera (16).
la tecnología puntera: la radio