Cuando los niños se aburrían
POR CRIS VAQUERO
Recuerdo aquellos veranos en los que salíamos por la puerta a las 12 de la mañana y no volvíamos hasta las 12 de la noche. Tan sólo hacíamos una parada para comer y aguantar estoicamente(坚忍地)las dos malditas horas de la digestión, una norma16-A que se respetaba como si fuese un dogma religioso.
Nuestros padres no nos veían el pelo ni sabían dónde estábamos. ¡Ni falta que les hacía16-B! Lo único que querían era perdernos de vista durante un rato. Aquello no nos causó ningún complejo infantil ni tuvimos que acudir al psicólogo ni tan siquiera se nos diagnosticó ningún estrés postraumático (17). Jamás vi a mi padre preocupado un solo segundo por si yo o alguno de mis hermanos nos aburríamos. Ése era nuestro problema.
Las cosas han cambiado mucho en estos últimos 40 años. Si antes estábamos educados bajo un lema grabado a fuego en nuestras mentes “No molestar a los mayores”, ahora parece que el leiv motiv(主导思想)es justo el contrario: “Molestad a los mayores, si es posible cada cinco minutos”.
Los padres nos hemos convertido en responsables de cada minuto de ocio de nuestros hijos y nos hemos transformado en un gran parque temático, obligados a buscar actividades cada media hora. Si el niño se aburre un rato porque se ha cansado de la tableta o de la consola(游戏机),se extenderá16-Cel pánico, será una auténtica tragedia y la madre recurrirá a los siete grupos de WhatsApp para reclutar a algún amiguito del equipo de fútbol, las clases de ballet o de yoga.
Con este panorama, planificar las vacaciones para que no quede16-Dni un minuto libre al azar puede convertirse en una misión imposible. Y, si no, que se lo pregunten a mi compañera Carmen que tiene que organizar un planillo con cuatro hijas, cada una de ellas en una punta diferente del planeta.
Y eso que la gama de campamentos de verano es ahora interminable. Antes, bastaba con apuntar a tu hijo a un campamento deportivo de nivel básico. Pero ahora si tu vástago(子女)se limita a jugar al fútbol o al baloncesto en vacaciones será un don nadie, un infeliz al que no le dará la media para entrar en la Universidad. Si tu retoño no va a un campamento con inmersión en inglés y clases de tenis, pádel(板球), natación, golf, atletismo, patinaje sobre hielo y voley, no se sentirá realizado. Y si no incorpora la programación o la robótica, tu hijo será un fracasado. Por supuesto, si no lo puedes complementar con una cuidadora bilingüe que hable al niño en inglés oalemán aunque tenga sólo dos meses de vida, tu hijo nunca estará entre los elegidos ni se lo rifarán(争夺)en las mejores universidades ni tan siquiera tendrá un puesto de trabajo nada más terminar la carrera.
La feroz competitividad que se ha instalado entre los padres ya no sólo afecta a los estudios en el colegio, sino también a las actividades extraescolares y veraniegas en una carrera eterna por optimizar el tiempo y ser más y más productivos.
Todavía me acuerdo de cuando el verano era sinónimo de descanso y elaburrimiento, una sana y casi obligatoria ocupación.
¿Cuál de las siguientes afirmaciones es correcta?
¿Cómo se interpreta la frase “Aquello no nos causó ningún complejo infantil ni tuvimos que acudir al psicólogo ni tan siquiera se nos diagnosticó ningún estrés postraumático.”?
Según el texto, los padres quieren que sus hijos se carguen las pilas en los campamentos de verano tanto para el siguiente curso como para el futuro mediante todo tipo de clases menos las de ____________.
¿Qué tipo de madre será Carmen según el contexto?
¿Qué intenta demostrar el autor en este texto?